DESVARÍO
¡En un extravíos de fiebre
la soledad abrasa mi corazón!
Hay un mundo
de interioridades
(inconmensurables.
No sé si existes: Tú o Yo,
aunque el amor,
abrióse en mi subconciencia,
y me dijo, que todavía
es mía la existencia.
Te busco y no te encuentro.
Te toco, pero no te siento.
Y eso me produce un sentimiento
(de angustia,
(que va perlando
de mi frente afiebrada,
un dolor más hiriente
que el mismo dolor;
porque hasta yo mismo,
Siento que no me asiento
(en tierra firme;
y en mis largas noches,
y en mis eternos días,
sueño despierto,
en este penoso desvarío.
No sé si sueño, o son extravíos,
y en ellos, me hablas y me abrazas,
pero no te veo y no te siento.
Y entre esa angustia asfixiante,
escaparme quiero
del dolor lacerante,
porque te busco y me busco,
y sólo me encuentro
(con la nada
de una congoja pesada,
que siento crecer
en mi propio espacio dilatado,
y en el vacío de mi propia inconciencia.
Cerca,
pero ausente.
Noches, sin amaneceres.
Días, sin sus noches.
Risas, pero ya sin luz en el corazón,
y en la vida.
Me estremezco. ¡Sí!, porque siento,
¡Que los recuerdos van de salida!
Autor: Pedro Edmundo Icaza Mendoza
1:10 a.m. del sábado 18 de octubre, 2006
Colonia 4 de Mayo. Barrio de Zaragoza
EDICAMEN. León.
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