jueves, 14 de junio de 2007

Poema de Edmundo Icaza Mendoza

ESMERALDA

¡La inspiración me vino con la frescura
de una ola, en una dulce mañana!

...
¡La ola de tono esmeralda levantóse altiva!
Y arqueándose con ardor de novia galana,
Coqueteábale libre en conjunción sensitiva,
A la frescura del aire, en la dulce mañana.

Y con su cabellera suelta y despeinada
En vaivén alocado, se empinaba a la peña,
Retirándose esquiva al sentirse atrapada
Reclamando su libertad, y ella ser la dueña.

Caracoleando inquieta, entre el sol y la arena,
Así pasó el día en requiebres animosos;
Desatendiendo aquel grito y aquella pena,
Y de esos brazos que se extendían amorosos.

De porte expresivo, mirábale, llena de bondades,
Y de su caricia suave, en desborde de dulzura,
Ofrecíale al sol sus sensuales propiedades
Pero evasiva, negábale a la peña su ternura.

Risueña y salpicando al viento su alborozo,
Revelábale su espíritu de repentina fogosidad.
Y la peña anhelando con su ánimo afanoso,
Dísele, ¡Pero si te quiero! ¡Te quiero de verdad!

Ella, huyendo a la mar en el goce de la fascinación,
Y con sus encajes de auras en arrebol mañanero;
Esquiva y sensual, con su gesto de lozanía pasión,
Departía: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Eso es lo que quiero!


Autor: Pedro Edmundo Icaza Mendoza
9:00 a.m. del 15 de Abril de 2003
Casa de Protocolo. Poneloya. EDICAMEN.

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