lunes, 4 de junio de 2012

PADRE


    PADRE

    ¡Calor y fuerza de su sentir,
    junto, a la fragua del amor de mi madre!

    ***
    A los buenos padres, a los buenos viejos,
    que desde que nacen, en su caminar,
    el coraje nace también en su valentía y denuedo,
    --y la fuerza sin igual y el amor en portento--
    se hace inspirar en el primor del amor,
    que al iluminar el camino de su sangre,
    ilumina indefectiblemente, el camino de su esencia.

    Padre,
    sublimidad, en el afecto y cariño de sus hijos,
    que en disfrute de la seguridad,
    espera,
    en su calidez, la vehemencia,
    que vigoriza el calor del hogar.

    Y él, que con trabajo y amor,
    sacrifica, todo: por dos, tres o seis.
    o más, es la piedra de abnegación
    que hace del altar del amor,
    la eterna entrega de su ternura.

    Padre. ¡Padre querido!
    Amigo, maestro y hermano
    Tú que me enseñaste a saborear
    las mieles de la poesía,
    y saber andar entre la floresta
    del amor y el honor.
    ¡Vive en mí, la llama de tu decoro
    y dignidad!
    Y tu antorcha de vigor y aliento,
    se prende en mi espíritu,
    para gozar los cálidos momentos
    del recordar, en mi memoria ¡Tu ejemplo,
    valor, energía, guerrero de mil batallas
    del amor!

    Autor: Edmundo Icaza Mendoza.

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