sábado, 8 de mayo de 2010

DOLOROSO CALVARIO DE LA JUVENTUD LEONESA

¡A los 31 años de su sacrificio,
lo recordamos siempre,
con honor y gloria!

La Historia de León, registra en sus páginas, dolorosos hechos que han estremecido sus cimientos. Páginas que se han regado con heroicidad y sangre. Y que aun, sobrecogidos sus habitantes, han sabido responder con proezas increíbles, ante todos los avatares de la vida. Y eso, ha fortalecido siempre el espíritu batallador del pueblo.

Abril y mayo, fueron los meses en que se regó con sangre las calles de León, en el año de 1979.

Abril y mayo en San Felipe. Abril y mayo en la Ermita de Dolores… en El Coyolar, Zaragoza, Sutiava, El Laborío... en fin, en todos los barrios, repartos y colonias de la ciudad de León, ocurrieron hechos que no dolió el corazón.

Por ello recordamos con estremecimiento de alma, los sucesos ocurridos el 16 de Abril de 1979, en el reparto Veracruz, y cito textualmente lo que escribí en la Introducción al Libro “El Precio de la Victoria” de Francisco Jarquín Ramírez (Camilo), expresando entonces, lo siguiente: “…y traje a mi memoria histórica, la forja que con sangre, lágrimas y coraje, se templó en la fragua de lo que en aquel setenta y nueve, fuera lo que habría de ser ¡El Victorioso 19 de Julio!”.

Y, hoy, revisando poemas, folletos (algunos escritos son del Prof. Luis Molina Romero, poeta y abogado leonés) y haciendo memoria, reviso, y me encuentro que a poco 19 días, de ese estremecedor suceso, otra página se escribía con dolor y sangre, y fue la que escribieron cuatro jóvenes, en el crisol del sacrificio y en el “Altar mayor de la Patria”, cuando ellos, como todos los héroes y mártires, se acrisolaron en lo profundo del corazón de un pueblo, para elevar sus espíritus, en la antorcha luminosa, que nos indicaría siempre el norte, en la defensa y proyección de nuestras indiscutibles reivindicaciones históricas.

Y fue en la madrugada del 4 de mayo de 1979,que se hizo el terror;y dice la historia leonesa, que en esa apacible madrugada, de un tranquilo y reparador sueño de sus habitantes, figuras disfrazadas con pañuelos “rojo y negro” y armados, se movían en esta Colonia al amparo de las sombras. Tocaron las puertas anunciando que la insurrección final empezaría a las 5:00 de la mañana. Y allí mismo, empezó el doloroso calvario para cuatro jóvenes, cuatro futuras esperanzas para León de Nicaragua; cuatro vidas, que fueron sesgadas en un santiamén por las hordas sedientas de sangre, de la criminal guardia somocista.

Y tomando como fuente, en citas aparecidas en un folleto que se difundió ya con el triunfo de la Revolución, encontramos lo siguiente que dice: “…eran exactamente las dos y media de la mañana, cuando sus padres (Margarita Toruño y Róger Morales), sin saber la tragedia que iban a vivir, salieron junto con los dos muchachos, Róger Benito Morales Toruño y Noel Ernesto García, hacia la calle.” Y, agrega el folleto: “Después, las bestias asesinas y genocidas guardias somocistas, le dijeron a sus padres que se metieran…”, porque les iban a dar algunas instrucciones. Ellos se metieron, y concluye la cita mencionada: “…como a los cinco minutos más o menos se escucharon las ráfagas de ametralladoras…”, ráfagas que sesgaron la vida de cuatro jóvenes en la plenitud de sus vidas: RÓGER BENITO MORALES TORUÑO, OSWALDO ALONSO PALMA. RENÉ ALONSO PALMA Y NOEL ERNESTO GARCÍA.

En aquella fatídica mañana, en tempranas horas y para cubrir tan dolorosos hechos, el periodista Bernardo Hernández Rojas, se desplazó a esta Colonia, antes que comenzáramos a transmitir la Revista Noticiosa “Nueva Nicaragua” que difundíamos en Radio Progreso de 7:00 a 7:30 a.m., logrando algunas palabras de la adolorida Madre de José Benito Morales, doña Margarita Toruño y de algunos vecinos. Esta noticia volvió a impactar los sentimientos sensibles de los leoneses. Nuevamente se crisparon los puños. Nuevamente el coraje y la decisión de empujar con mayor fuerza el final de tanta barbarie, se reveló en toda su dimensión.

Y, a 31 días del 4 de mayo de 1979, en esta ciudad de León, se empezaba a escribir con sangre, sacrifico y vidas, el parto doloroso de la Patria. Es así, que se iniciaba el camino hacia la insurrección final. Y en cada paso que se daba, muchos jóvenes iban entregando sus vidas en el camino largo de León a Managua; lo mismo pasaba en los diferentes frentes de guerra de todo el país, en los que se libraban encarnizadas batallas, en la marcha hacia la toma definitiva de la capital. Todos, todos íbamos, con una sola decisión inspiradora, conductora y ejecutante; íbamos con la firme convicción de que “Si moríamos otros nos seguirían” y que “La marcha hacia Managua no se detendría jamás.” Y no se detuvo. Es así que empezaron a sumarse jóvenes de todos los sectores. Y como un enjambre reproduciendo bríos, audacia y heroicidad, en concurrencia de espíritus, se elevaban los más nobles ideales, de una gloriosa juventud. ¡El 4 de Junio de 1979!, a media noche, se empezaba a escribir la Nueva Historia de Nicaragua. Estallaba la Insurrección Final en León.

¡Y se hizo el 19 de Julio! ¡Y el 19 de Julio, nació!

Y hoy, nosotros, vemos, como las generaciones adultas o antiguas, ─en una verdadera simbiosis con las generaciones nuevas─, escriben gloriosas páginas de la Historia Patria y de la Revolución. Y a pesar de todas las dificultades, complots, planes desestabilizadores y campañas de falsificación, se siguen escribiendo extraordinarias páginas, en defensa de las reivindicaciones conquistadas, y siempre alerta: ante un enemigo traidor y criminal. Y les decimos a estos cuatro jóvenes, que estaremos siempre en disposición permanente, en todos los terrenos, ¡Hacia Nuevas y Grandes Victorias!

¡La Juventud, las Mujeres y los Hombres siguen escribiendo esas páginas gloriosas de nuestra querida Nicaragua!

¡RÓGER BENITO MORALES TORUÑO, PRESENTE!

¡OSWALDO ALONSO PALMA, PRESENTE!

¡RENÉ ALONSO PALMA, PRESENTE!

¡NOEL ERNESTO GARCÍA, PRESENTE!

¡A LOS TREINTA Y UN AÑOS, HONOR Y GLORIA SIEMPRE, A NUESTROS HÉROES Y MÁRTIRES!


Fecha, 4 de mayo de 2010.
Barrio, Zaragoza, Colonia 4 de Mayo.
Ciudad, León, Nicaragua.

Autor: Edmundo Icaza Mendoza
Poeta y Periodista.

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